La densidad de la noche

Manuel Janeiro

En medio de la oscuridad dudo este diciembre de que Jano pueda vencer de nuevo a la noche. Descreo por primera vez del dios al que estoy consagrado. Son tantas las sucesivas capas de noche acumuladas… Hay tanta densidad en estos días nocturnos… Ni siquiera el artilugio de la Navidad se antepone y recrea una ilusión nictálope en nosotros.

Ayer sí. Ayer cuando las noches eran azules.

Fue un nada, un soplo, un instante suspendido entre los faroles de gas y el exceso. Algo que ocurrió mientras la fotografía familiar era en blanco y negro y los carretes se revelaban en las peluquerías. Se trataba, creo yo, de acercar la noche estrellada a los pueblos, de suspender astros en los cables que pendían entre las fachadas. Cables como las cuerdas de la ropa, como los tendidos de la luz en los que descansan los pájaros: golondrinas del sur, estorninos de oriente, cornejas de las montañas. Se trataba de manifestar el misterio. Hoy la Navidad es una blusa sobrecargada de encajes, unas charreteras cegadoras, un ferial de símbolos incomprensibles.

¿Volverá Jano, el dios de las puertas, el que vive en las jambas con su corona de ramas muertas y flores, con su toga púrpura y su subúcula de zafiros, turquesas y turmalinas azules? ¿Emergerá de la absoluta noche en la que lo silvestre y lo civil se estremecen?

¿Volverá para que los que fuimos bautizados con su nombre podamos abandonar la prisión de los umbrales, la cárcel de los zaguanes?

Si fuese así seremos libres, viviremos al amparo del dios de los principios y los finales. Se nos harán transitables, como si fuesen verdad, los tiempos en los que el amor llegaba hasta los huesos, los instantes en los que garabateábamos un nombre en los libros de texto, la época en la que dominábamos el idioma del cuerpo y si no nos besaban nuestros labios se morían como un pez fuera del agua.

Y también podremos salir de la intemperie de la edad y llegar a las nuevas ciudades de la primavera, existir de nuevo, creer que el futuro aún puede contener nuestras huellas, estar convencidos de que siempre te aguardará, más adelante, más adelante, más adelante, el último beso. Porque a nuestro lado estará Jano carpintero desbaratando el tiempo, tallando la puerta, creando pasadizos iguales a los agujeros negros.

Gondomar, 15 de diciembre de 2023.

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