El caso de los ventiladores orbitales
Manuel Janeiro
Una conocida empresa catalana distinguida con el premio Pompeu Fabra por el uso del catalán en el ámbito socioeconómico y dedicada al pequeño electrodoméstico está a punto de acabar con el problema del calentamiento global.
El ingeniero jefe de su departamento de I+D, Bernat Martin i Balagué, nos recibe en el aeródromo de Alfés, perteneciente al Real Aero Club de Lleida, en donde se ha instalado provisionalmente el prototipo.
Contemplamos, mudos de asombro, el gigantesco ventilador que nos muestra el Doctor Ingeniero Martin i Balagué. Básicamente es nuestro modelo Vent Gelat de 4 aspas, pero redimensionado y optimizado, explica el doctor.
No entraremos aquí en demasiadas especificaciones técnicas que podrían desalentar al gran público. Baste con decir que el motor del Vent Gelat ha pasado de los 50W a una potencia nominal superior a los 100 megavatios, pero quizá lo que más nos llame la atención, amén de su envergadura, un diámetro cercano a los 90 metros y un fuste de 50 metros en el que se aloja un moderno sistema de corrección inteligente de la rotación, sea la pintura solar que lo recubre, desarrollada en colaboración con el Consorcio de Fabricantes de Pintura de Cataluña. Este prodigioso pigmento de un elegante color azul cobalto contiene microscópicas células solares que nutren de energía al Vent Gelat y, además, gracias a un componente aislante de alto rendimiento, lo protege de las bajas temperaturas de la estratosfera.
Naturalmente le preguntamos al Doctor Martin i Balagué por el modus operandi del ingenio. Un número aún indeterminado de ventiladores gigantes, nos responde este, serán puestos en órbita un poco por debajo de la capa de ozono y allí el agradable flujo de aire de nuestros ventiladores gigantes enfriará la troposfera hasta alcanzar una temperatura ideal.
Ante nuestras manifestaciones de sincero entusiasmo, el ingeniero jefe nos hace partícipes del nuevo proyecto de su laboratorio. Estamos trabajando, explica el científico, en la parte trasera de los ventiladores gigantes. Tratamos de alojar en este lugar desaprovechado un generador de ozono. Utilizaremos para ello nuestro eficaz y elegante modelo doméstico Ozonblau, por supuesto convenientemente agigantado. De forma que, cuando los ventiladores gigantes orbiten bajo el agujero de ozono los Ozonblau gigantes emitirán pulverizaciones de este gas inestable hasta rellenar el agujero.
Sin duda, nos encontramos ante un maravilloso ejemplo de lo que la alianza Ciencia/Empresa puede conseguir en beneficio de la humanidad. Si el Vent Gelat gigante ya es por sí mismo el querubín (ángel de cuatro alas) que salvaguardará la vida del planeta tierra, su asociación con el Ozonblau gigante lo convierte en el adalid de nuestra especie, y emociona pensar cómo desde una humilde ferretería establecida en la Barcelona de los años cuarenta, especializada en la venta y reparación de ventiladores, se ha podido implementar una empresa de tamaña dimensión técnica, científica y humanística.
Por buscarle tres pies al gato, le preguntamos al doctor ingeniero por la logística; es decir, por la agencia de transportes que pondrá en órbita los ventiladores gigantes. Bien, nos responde amablemente Bernat Martin i Balagué, este asunto no corresponde a mi departamento, de estos temas se hace cargo la gente de almacén y paquetería. Tengo entendido que se establecieron conversaciones con Rusia, pero en las actuales circunstancias (guerra de Ucrania) los esfuerzos de Almacén y Paquetería se centran, una vez descartada la NASA por sus precios desorbitados, en la CNSA (Administración Espacial Nacional China) que tiene la ventaja de añadir, a unas tarifas muy económicas, el desparpajo con el que sus relaciones públicas se desenvuelven en catalán.
Dando por bien empleada la mañana y convencidos de que el desastre medioambiental tiene los días contados, nos despedimos del Doctor Ingeniero Martin i Balagué deseándole molta sort i molts encerts en les futures investigacions.
Gondomar, octubre de 2022