Arqueología del fracaso

Aproximación a la vida y obra de Torrente Malvido

Arturo Lorenzo

Al Ángel caído

¿Qué mano de escultor te habrá forjado

que así dio a tu caída aire de vuelo (…)

Gonzalo Torrente Malvido

Ahora hay españoles que se llaman Munir Hachemi, por ejemplo, cosa impensable hace 30 o 40 años. Iba a decir que esto son consecuencias de la emigración, legal o clandestina, pero no es así.

Son cosas propias del intercambio de culturas que se han producido desde la noche de los tiempos. Muy distinto es que con la aparición de las naciones estado colonialistas, los distintos regímenes, más o menos democráticos, pero siempre autoritarios con el vencido, optaran por “blanquear” lo más posible un periclitado concepto de nación que, entendida como pureza de sangre, no ha existido jamás. Ni podrá existir. Porque siempre ha habido gente por encima o por debajo de las fronteras que crean hijos tan híbridos como superdotados.

Munir Hachemi nació en Madrid de padre bereber y madre española. El hecho de que Musa, padre de Munir, sea amigo mío desde los años 80 no influye para nada en mi valoración de este libro (Torrente Malvido. Arqueología del fracaso, Ed. Zut, Málaga, 2023). Si me detengo en él es porque me ha interesado un texto tan complejo y sugerente, no su padre ni mi amistad con el padre. Cierto que me dijo ya hace años que su hijo Munir estaba escribiendo cosas que llamaban la atención, tanto que en 2022 recibió el premio “Ojo Crítico” de poesía.

A los amigos, de vez en cuando, hay que hacerles caso, así que por fin me decidí a leer el libro que el propio autor me ha recomendado de entre los ya publicados.

El libro, el breve libro (89 páginas), un delicioso disparate, es una aproximación biográfica, literaria y, sobre todo, vivencial a la obra de un autor maldito, uno de esos heridos por la literatura, que diría Germán Labrador Méndez (Culpables por la literatura, Akal, 2018) prácticamente desconocido por el gran público.

El libro comienza con una abstrusa digresión en torno a la épica del fracaso, o del triunfo. Parece que se puede fracasar en el triunfo y triunfar en el fracaso. Desde luego, Edgar Alan Poe o James Dean, por poner ejemplos cinematográficos y literarios, nos dan sentida cuenta de lo que eso significa. No hay que darle muchas más vueltas, pero Munir se las da. Es algo así como hacerse la siguiente pregunta: ¿Janis Joplin se suicida porque triunfa o realmente triunfa porque se suicida?

La historia está llena de famosos suicidas y el protagonista de este libro –con permiso del autor porque el verdadero protagonista es el propio autor– Gonzalo Torrente Malvido es un candidato permanente al suicidio, aunque Munir no nos aclara si su muerte es por criogénesis con extraterrestres o simplemente se había tomado una pastilla de más. Voluntariamente incluso.

No, la obra no explora el suicidio porque parece la fórmula más fácil de triunfar fracasando.

Gonzalo Torrente Malvido, Gonga para el autor, es un gallego (Ferrol, 1935) que tenía sobre su conciencia y existencia la dura lacra de ser hijo de Gonzalo Torrente Ballester. Bajo esa alargada sombra tiene que vivir, o dejarse ir destruyendo, a pesar de su poderosa, personal y peculiar voz ampliamente reconocida en el mundo literario de la época, pero que jamás contó con el beneplácito del gran público, porque el gran público siempre está en otras cosas menos incómodas que la palabrería de un maldito que se ha hecho y deshecho a sí mismo, a pesar de que el propio GTM reniegue reiteradamente de esa gran corriente literaria que es el “malditismo”.

El genio, el ingenio y la vasta cultura de Munir Hachemi se despliegan en cada página, en cada frase. Se ve, entre muchas otras raíces, que ha bebido en profundidad de las fuentes del estructuralismo parisino y de sus egregios epígonos, es decir, de esos intelectuales franceses que a partir de los 70/80 tuvieron que escribir de forma que nadie les comprendiera para demostrar que “la grandeur de la France” no se había acabado en Versalles. O sea, que triunfaron fracasando. O a la inversa. Sucede que este joven Munir parece que sí los ha entendido. Por eso se apunta a la invención de Bourdieu del campo literario.

Obedeciendo una de esas corazonadas profundamente deseadas e incoercibles a la vez, razonables sin ser razonadas (…) Baudelaire instituye por vez primera la ruptura entre edición comercial y edición de vanguardia, contribuyendo así a hacer que surja un campo de editores homólogo al de los escritores y, al mismo tiempo, la relación estructural entre el editor y el escritor de combate (…) Las reglas del arte.

Quizá una de las cuestiones más interesantes del libro sea la digresión constante –guiado por Gonga­­­­­– sobre el valor de la mentira en la literatura, y en la vida, claro.

Si partiéramos de una realidad incontestable –toda la literatura es mentira– no tendríamos que preocuparnos por la autenticidad de las letras y afirmaciones que Gonzalo Torrente Malvido va desgranando a lo largo de su obra y de su vida, vida que siendo verdad parece totalmente falsa o, al menos, recubierta de velos y ensoñaciones que hacen difícil identificar si lo dicho, escrito o vivido es cierto.

¿Qué certeza es la del lector? Munir, creo que, sin proponérselo conscientemente, deja al lector enfrentado a su propia realidad y la realidad en literatura es bastante más compleja que pagar impuestos, por ejemplo.

La literatura tiene una sola y única función: crear o ayudar a crear un mundo emocional en el lector. Este decidirá si sus emociones son más reales o importantes que sus cuentas bancarias, por ejemplo. Pero lo que parece evidente es que las cuentas no sustituyen a las emociones. Ambas forman parte del mundo en el que habita el lector.

Ya sabemos que usted no es Mme. de Bobary, pero estamos seguros de cómo se ha metido en su cuerpo cuando el deseo la embargaba.

¿Qué importa si GTM muere de muerte mortal o es arrebatado por extraterrestres angélicos o infernales? Averiguar el cómo, dónde, cuándo y porqué de la causa es territorio del periodismo o de la Historia, no de la literatura, que bastante tiene con sembrar interés, dudas y emociones.

Ahí Munir Hachemi se maneja con toda grandeza y en una pequeña obra que casi podríamos tildar de biografía en un primer momento, nos deja más bien una inquietante reflexión sobre vida y literatura apoyándose en una figura oscura y controvertida que le abrió caminos hacia el conocimiento, entre el existir y resistir, entre la honestidad y la sinrazón, entre la verdad y la mentira.

Arturo Lorenzo

Madrid, enero de 2025

1 comentario en “Arqueología del fracaso”

  1. Qué interesante, no conocía esta biografía pero si tuve ocasión de charlar con frecuencia con Gonzalo quien frecuentabanLa Vaquería 2, y la verdad que el enfoque que se describe en esta completa reseña analítica da ganas de entrar en el libro y da mucho que pensar sobre el binomio o columpio éxito/fracaso, gracias por descubrir esta obrq

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