Francisco de Blas
Elogio del inútil
Ed. Círculo rojo. Madrid, 2023
N.º de páginas 392
Urgido por la belleza, urgido por las emociones que la belleza procura, urgido por las emociones que son capaces de crear belleza, Paco de Blas es un incansable buceador del alma humana en pos de su destino.
Quizá no supo percatarse de que su destino era lo que estaba viviendo en cada momento de su azarosa, incesante y tormentosa vida. Podría decirse que el destino era el instante, difícil de comprender para un des-destinado. Siempre en la mente turbulenta de estos visionarios existe un anhelo de totalidad que los arroja lejos de su propio reino de trabajos, de experiencias artísticas totales e incluso de su placentera vida y obra cotidianas y les inocula un grado de insatisfacción permanente, frustración y melancolía sin correspondencia ninguna con su propia y exitosa trayectoria. No merece sufrir quien tanto y tan sabiamente ha gozado. Se trata, pues, de un visionario convertido en un corre caminos de la administración pública y privada con la sola, legítima y tenaz aspiración de comprenderse a sí mismo y, en ese mismo camino, el noble intento de ser feliz.
Este libro habla de una cosa que ni existe ni interesa a nadie: política cultural española en o para el Exterior. En todo caso podría interesar, y mucho, a quienes de una u otra manera hemos estado o estamos vinculados a esa cosa que ni existe ni interesa a nadie. También podría interesar, y muchísimo, a quienes saben que hay vida más allá del patio de vecinos, del súper, de la política barriobajera que se practica en el solar patrio y quieren saber qué hay más allá de las débiles fronteras, en otras naciones, en otros continentes. Especialmente en lo que concierne a la creación artística y a los intercambios culturales.
Hablamos del libro de Paco de Blas, Elogio del inútil, Ed. Círculo rojo, Madrid, 2023. Fue un regalo de nuestra común amiga y colega en el trabajo Cecilia. Las historias de Paco Manhattan, como le llamaban los hijos de Cecilia, me han ayudado a refrigerar los tórridos días del “ferragosto” madrileño.
Podría decirse en primer lugar que la prosa, ligera, contundente y repleta de ironía nos coloca ante un narrador de raza. Un seductor, como él mismo se define, pero en este caso intelectual. El lector jamás se pierde en el incesante deambular del narrador cuya cambiante vida le lleva desde Estados Unidos a Filipinas, a Brasil, Marruecos, Bruselas o al África profunda de donde el autor extrae una experiencia inagotable de distintas culturas y de lo que supone, o podría suponer, un diálogo, un intercambio o una fusión profunda entre las distintas maneras de ver y de expresar el mundo.
No menos impresionante es la formación clásica y moderna del autor que toca todos los ámbitos, desde la literatura a la arquitectura pasando por la música, la filosofía o el arte más vanguardista. Pero eso sí, ni un gramo de pedantería. Las citas y menciones se van desgranando casi solas, sin ánimo pedagógico ninguno, como si todos participásemos sin esfuerzo del inmenso saber que atesora Paco de Blas. Su libro, en definitiva, recuerda a los de su amiga y premio Nobel Svetlana: un recorrido por el fracaso permanente de la humanidad en el empeño por construir un espacio de encuentro intercultural en torno a la belleza que es capaz de proporcionarnos la creación artística.
La obra es en sí misma una autobiografía y un libro de memorias, de los que tanto escasean en España, pero sin el agobio pelma de lo que le pudo contar la tita Juani o el director del MOMA de Nueva York. La pluma de Paco de Blas discurre por las distintas culturas que ha atravesado y en breves párrafos disecciona, de forma magistral, parajes y ámbitos culturales tan distintos como Estados Unidos, Filipinas o Brasil. Son páginas que me recordaron al mejor Henry Miller en tareas similares.
La obra sigue una trayectoria lineal, cronológica, sin complejos. Empieza por el principio, el principio de su vida, claro, y acaba con los últimos trabajos o intentos de trabajo como cuenta en el desternillante capítulo final en el que propone al director del Reina Sofía hacer una magna exposición en la que él, su trayectoria y sus construcciones mentales y físicas son expuestas sin el más mínimo pudor, siempre a punto de desnudarse incluso, o, sobre todo, lejos de las alcobas, eso sin el más mínimo ataque de vergüenza
Dedica los primeros capítulos a su infancia, familia y formación, manteniendo un pulso literario firme e irónico como si de una novela negra o de aventuras se tratase. ¿A quién le interesa la infancia de un desconocido? Pues Paco de Blas consigue que nos interese, que nos divierta y que, incluso, podamos identificarnos con él en muchas cosas.
Continúan los capítulos dedicados a la vida profesional (sin olvidar la personal que lo impregna todo) en la que después de muchos avatares en, o contra, la administración española acaba recalando en el Instituto Cervantes, del que, para asombro de tirios y troyanos, no hace sangre ni apenas dice una palabra más alta que otra. Es en este periodo de su vida profesional donde más se descubre al ciudadano del mundo capaz de codearse por igual con los tagalos que con los brookers de Manhattan. Breve vuelta a la vida familiar para contemplar la desaparición del núcleo fundacional y aventuras finales de gestión cultural en el proceloso Madrid de Carmena de la mano del ínclito y nunca bien ponderado Luis Cueto, hasta desembocar en el hilarante capítulo final ya comentado.
No habría mucho más que decir si no fuera porque de la lectura del “inútil” se desprende la honda melancolía del poeta que no escribe, que no escribe poesía.
En las vueltas y revueltas de su periplo universal, queriéndolo o no, el autor va dejando huellas y rastros inconfundibles de la aspiración a la posesión total de la belleza o a la posesión de la belleza total. Y no hay mejor fórmula para colmar esa aspiración que la palabra poética, épica como su vida, sublime y lírica como sus más ocultos pensamientos.
Arturo Lorenzo
Madrid, octubre de 2024